Soy la quinta hermana de 10 hermanos. Pese a que mi madre era de Santa Ana, Guajiniquil (Honduras) nosotros nacimos y vivimos en Tegucigalpa (Honduras) de dónde es mi Padre. Mi infancia fue humilde pero muy feliz. He sido una niña muy estudiosa, lo que me llevo a trabajar como maestra en un centro de educación básica desde los 16 años. Mi madre siempre quiso que yo estudiara, pero lo que yo quería era trabajar. Era muy difícil llegar a casa y ver que en el frigorífico apenas había nada más que un trozo de queso para llevarse al estómago. En casa pasamos mucha precariedad económica y mi deseo era ayudar y colaborar por que hubiese comida en casa para mi familia; para mis hermanos y hermanas pequeñas.

Vivíamos en una casa y al lado teníamos un molino (utilizado para moler el maíz), el cual era un pequeño negocio familiar, pese a todo, los ingresos eran muy escasos. Mi hermano mayor era el encargado del funcionamiento de este. Yo deseaba encontrar una forma de ganar dinero para poder ser independiente y vivir un poco mejor, aportando en la familia. Yo recibía dinero de una beca por sacar buenas notas en el colegio, pero este dinero lo tenía que compartir con mis hermanos y hermanas, por lo tanto, no me llegaba a mí para nada. Dicha situación creó en mi la necesidad de ponerme a trabajar, conseguir y aportar más dinero para mi familia.

A la vista de que solo tenía 16 años y era ilegal que trabajase en el colegio, me puse a trabajar gracias a los documentos de un profesor que se tuvo que ir fuera del país. Cuando comencé a trabajar contenta porque iba a ganar dinero, no pude verlo nunca ya que todo lo compartía con mis hermanos y hermanas. Muchas veces íbamos a comprar golosinas con esa parte de mi sueldo que podía gastar en estas pequeñas cosas, divirtiéndonos… tengo muy buenos recuerdos pese a que todo lo tuviese que compartir. Ante esta situación, no pude empezar la carrera que soñaba mi madre para mí.

Mi tía ya se encontraba fuera del país gracias a mi madre que la ayudó a que se marchara para conseguir un buen trabajo y situación laboral. De la misma manera, pese a los muchos intentos realizados por mi hermano por salir del país y no conseguirlo, por fin decidió mudarse donde se encontraba mi tía, a San Sebastián. Sus comienzos fueron muy difíciles y tuvo que pasarlo muy mal pese a tener familia aquí. A la vista de que parte de mi familia se encontraba en San Sebastián tome la determinación de mudarme con tan solo 19 años, sola. La idea de poder costearme mi carrera y ayudar en la economía familiar fueron algunas de las motivaciones principales de mudarme hasta aquí.

Al principio lo pase realmente mal y hoy es el día en que me pongo a pensar y pese a que todas las personas se trasladan de un lado al otro del mundo para perseguir sus sueños, por ejemplo, me doy cuenta de que todas las personas que vivimos este tipo de comienzos (obligados por la necesidad o persiguiendo un sueño), debemos pasar por un proceso muy duro de DUELO. Dejamos atrás nuestro país de origen, nuestra familia, nuestras vivencias, recuerdos, momentos…

De cierta manera, “dejo de ser hondureña”, renuncio a la identidad, para adaptarme al nuevo país, a nuevas personas, nuevas situaciones… Quizás sea un cambio natural, el cual se da con el tiempo… pero tengo la sensación de que esto suele ser así. Estoy muy orgullosa de mis raíces y amo mi país, mi cultura, costumbres… pero soy consciente de que mi identidad se ha transformado, he perdido de forma natural muchísimas cosas, quizás para ganar otras, pero este duelo lo tengo que pasar y es duro. A mí me cambió muchísimo la vida, pero también a mi familia y todo esto hay que saber gestionarlo correctamente para no sentir tanta añoranza…

Para poder conseguir lo que quiero ahora mismo necesito tener y ver resultados económicos muy buenos, para así poder comprarme mi casa, ayudar a hacerse una casa a mis padres y viajar y conocer diversas cosas alrededor del mundo. Ahora soy feliz, tengo una familia, tengo trabajo… sin embargo, aún sigo buscando algo que me acerque a mis sueños. Quiero emprender un negocio, principalmente para que sirva de solución para mi madre y padre, para mis hermanos y hermanas y para mi vida personal.

A aquellas personas que comienzan un nuevo principio les contaría mi historia, y sobre todo cómo me sentí los primeros meses al llegar aquí y lo que soy ahora.

Alimentaría el sueño de partida de todas las personas que empiezan a recorrer un nuevo comienzo.