Nací en Cali, Colombia. Unos años más tarde, nos mudamos al pueblo de mi madre, Yumbo. Soy la mayor de dos hermanas. Cuando yo tenía cinco años y mi hermana un año, mi padre decidió marcharse a Venezuela. Mi madre trabajó siempre como modista. Mi niñez fue muy especial, vivimos medianamente bien, junto con animales alrededor.

Con el tiempo, mi madre decide vender la casa e irse en busca de mi padre a Venezuela. Estuvimos en la ciudad de Bucaramanga, pero más tarde nos fuimos a la ciudad de Cúcuta, frontera con Venezuela. La policía venezolana, nos ayudó a la noche a pasar dicha frontera. Los años que vivimos en Venezuela vivimos bien. En este tiempo, pese a que mi papa fuera farmacéutico, se asoció con un hombre con la intención de montar un negocio. En esta época vivimos momentos económicos bastante difíciles, apenas podía llevarme algo a la boca antes de ir al colegio. Mi papa, comenzó a vender especias para poder llevar algo de dinero a casa, para que mi madre hiciera algo de comer. Tuvimos momentos más altos y bajos económicamente hablando.

Los años que mi papá tuvo una farmacia, yo trabajé y aprendí con él. Mientras tanto yo estudiaba, y llegué hasta quinto de bachiller, hasta que lo dejé ya que me quedé embarazada. En esos momentos es cuando toda mi vida comenzó a cambiar. Mi mamá quería que estudiara y soñaba con ver a una de sus hijas convertida en azafata de vuelo.

En esos momentos, mi pareja empezó a demostrar la personalidad y clase de hombre que es. No obstante, mi mamá siguió animándome a que yo siguiese estudiando, brindándome la oportunidad de terminar mis estudios de bachiller. A continuación, siempre siguió apoyándome a hacer el curso de visitador médico.

A la vista de todas las dificultades con las que me había encontrado los últimos años de mi vida y que me quedé sin trabajo y con un hijo sola, mi mamá me animó a que me trasladase al País Vasco, donde mi papá ya se había situado. Por lo tanto, con ayuda de ellos conseguí llegar hasta aquí junto con mi hijo.

Llevo ya 18 años en San Sebastián. Al principio todo fue muy difícil; el cambio cultural, a pesar de hablar el mismo idioma, son otras costumbres, normas y hay que adaptarse a ellas. Después de tantos años, extraño ciertas cosas de mi país, pero me siento a gusto porque hago cosas que me gustan. He conocido a personas maravillosas en el transcurso de los años en los puestos de trabajo en los que me ha tocado trabajar. Además, también me llevo un recuerdo y experiencia maravillosa de personas de otras culturas con las que me he encontrado, con las cuales me siento querida y apoyada. Mi idea es poco a poco seguir mejorando y quedarme aquí junto con mis dos hijos.

Para poder conseguir todo lo que quiero necesito un trabajo estable con un salario en condiciones. Además, para seguir mejorando poco a poco, también necesito que mis hijos se hagan dueños de sus responsabilidades y actos.

El llegar aquí a supuesto renunciar a nuestras costumbres, y aceptar lo que tenemos en el país y ciudad que nos acoge. A una persona que recién empieza un nuevo comienzo le contaría mi experiencia, reconociendo que hay que aprender a organizarse ya que en este sitio muchas veces no se cuenta con apoyo familiar. Es una experiencia el llegar a un nuevo lugar y asimilar que hay que comenzar de cero.